domingo, 31 de diciembre de 2006

Hogar

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Estos días húmedos y fríos, que no parecen pertenecer a la primavera, uno estaría muy bien cerca de una de éstas, con la luz apagada, dejando que el reflejo rojizo del fuego pinte de monigotes las paredes y caliente la ropa. Contigo al lado sería estupendo llegar al momento en que la piel de la cara arde y hay que retirarse un poco, lo justo para que, en medio, quepan las caricias.

SusiCroft dijo...

Cuando quieras volveré a encenderla.